2019-11-25 / OPINIÓN / M. C. Paulina Beltrán del Río

Cada noche tengo el hábito de revisar mi agenda y checar cuáles serán los eventos o pendientes del día siguiente y dependiendo lo que tenga escrito empiezo en automático a generar motivaciones que me lleven a programar ese día. Al despertar la mañana siguiente, aunque con ganas de seguir durmiendo, activo mi chip de “motivantes del día” y empiezan desde la ropa que dejé preparada, el shampoo que toca, el peinado que combine con el outfit, los accesorios que usaré, el desayuno que corresponda según el día, la música que me acompañará en mi traslado a mi trabajo, esto es un ejercicio que mucho ayuda a ubicarnos en el aquí y en el ahora y sobretodo nos sitúa en una posición de agradecimiento por todo lo recibido cada día y por todo aquello que nos es posible realizar.

La motivación es un tema esencial en la vida de todo ser humano, en la mayoría de los casos pasa desapercibido y prácticamente es el motor que mueve nuestra vida, cada día nos levantamos a sacar el día porque tenemos algo o alguien que nos motiva.
Las motivaciones pueden variar desde materiales hasta personales, es decir, la motivación de trabajar para muchos puede ser ganar dinero para sobrevivir y, para otros tantos será buscar una realización personal, poder salir de vacaciones y disfrutar a su familia, comprarse una casa, un vestido, un automóvil, que llegue el viernes disfrutar a los amigos, que llegue la quincena o el día último, realmente las motivaciones están en todo y todos, es necesario estar en sintonía de buscarlas en todo momento.

Hoy en día, observo con tristeza que algunos jóvenes y lo más doloroso algunos niños, carecen de motivaciones y esto se convierte en una alerta de convertirse en adultos propensos a la depresión.

En la primer línea de solución, está el transmitir de forma natural y constante la motivación a los niños: 

-Contarles las actividades que tendrán en su siguiente día, para que se motiven al amanecer de lo que irá sucediendo. -Venderles y recordarles los logros del día que termina, las historias de éxito que protagonizaron y se quedarán como memorias. 

-Los planes que tendrán el fin de semana, las piñatas que los invitarán, la comida que toca en ese día, el postre que se ganaron por que es “viernes”, la película que verán en familia.

La segunda línea será que los adultos mantengamos un chip de motivaciones constantes que nos mantengan animados, entusiasmados, etc. Por ejemplo:

-El pago del sueldo, el proyecto que terminamos y presentaremos, las próximas vacaciones, la película que saldrá en el cine. 

-El día de compras, la reunión con las amigas, la carne asada con los compadres. 
Cómo éstas, existen innumerables motivaciones que pueden determinar no sólo el rumbo de nuestro día, sino el de nuestra vida misma. ¿Ya conoces la ley que nos mueve diariamente?

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